lunes, 29 de noviembre de 2010

Cerro Santa Lucia, la historia de una sociedad

Antes de que Santiago fuera colonizado por los españoles el cerro Huelén era un lugar sagrado y de mancomunión con el cielo para el pueblo Pincunche, quienes fueron los primeros testigos del cambio que una sociedad puede provocar en un espacio determinado.
Tras la llegada de los españoles, lo que era un lugar sagrado para el pueblo originario Picunche, pasó a ser un espacio extraño, distante y poco conocido llamado Cerro Santa Lucia, como lo bautizó Pedro de Valdivia tras fundar la ciudad de Santiago de nueva Extremadura sobre él, lo cual marcó el inicio del cambio que este espacio geografico tendría a lo largo del tiempo.

Durante la Reconquista, el gobernador de Chile, Casimiro Marcó del Pont, mando a construir dos baterías de defensa, la Marcó y el Csstillo Hidalgo, cambiando nuevamente y convirtiéndose en un lugar de resguardo militar, dejando atrás su pasado de lugar sagrado y lugar de conquista.

En el XIX, producto de un proyecto de mejoras urbanas realizadas en Santiago con motivo del centenario de nuestro país, Don Benjamín Vicuña Mackenna mandó a realizar un aserie de trabajos al cerro, entre los cuales se encuentran caminos de acceso, transformación del fuerte Hidalgo en un castillo, una capilla en la cima, plantaciones de árboles, creación de plazoletas, fuentes y senderos (1), produciéndose, más que un cambio estructural, un nuevo cambio cultural-social, pasando de ser un lugar de resguardo militar, ser un lugar de gran valor arquitectónico para el pueblo chileno.

En el año 1983, el Cerro Santa Lucía fue nombrado Monumento Nacional, resguardando importantes sitios como el mural en honor a Gabriela Mistral o la roca en donde se encuentra grabada la carta fundacional de Pedro de Valdivia, pero por sobre todo, vuelve a vivir un cambio en función de la sociedad, ya que es esta quien deja de verlo como un lugar enriquecido arquitectonicamente y le da un significado histórico.

Al pasar los años, el cerro Santa Lucía ha sufrido muchos cambios, remodelaciones y formas de tener significado para nuestra sociedad, sin embargo, aún hay tradiciones que se mantienen, como el cañonazo que marca el medio día desde 1825 (2) o la relevancia que tiene para los chilenos y en especial, santiaguinos, quienes reconocen el cerro Santa Lucía a pesar de estar a kilómetros de distancia.

Hoy, el cerro Santa Lucía es un lugar de encuentro, un lugar para disfrutar y vivir momentos especiales, no es sólo un espacio en la superficie de la Tierra y nunca lo ha sido, ya que, aunque las percepciones a lo largo de la historia han cambiado junto con la sociedad, siempre ha sido un lugar especial en nuestro país, Chile.

Enseñar geografía desde una perspectiva reconstruccionista, poniendo énfasis más en los procesos que en los resultados (Fien, 1992) nos lleva reflexionar acerca de lo importante que es enseñar acerca de este lugar, de su riqueza histórica y arquitectónica, aunque también puede ser de relevancia trabajar con este lugar geográfico desde un enfoque libero-progresista que potencien habilidades individuales que ayuden a contribuir a la sociedad a través de una geografía más personal (Fien, 1992) provocando que la percepción que se tenga de este paraíso natural, determine el comportamiento de la sociedad hacia él (Capel, s.f).

Es así como, a partir del estudio de Cerro Santa Lucía, podemos demostrar que la perspectiva que tenemos acerca de un espacio varía conjuntamente con la sociedad, transformando espacios en lugares y lugares en nuevos lugares con significados diferentes. La sociedad cambia a diario y con ella cambia la identidad de la nación, las percepción de nuestra tierra y y lo que pretendemos ser, por lo que se puede decir que lo que somos hoy, siempre será distinto mañana y un lugar que hoy puede tener poder en nuestra vida como sociedad chilena, mañana puede ser un espacio vacío en una historia olvidada.



Referencia Bibliográfica


lunes, 18 de octubre de 2010

Hiroshima, dos miradas para una bomba

Tras los ataques de Japón contra China, las muertes y masacres, en el verano de 1941 Estados Unidos, Reino Unido y los Países Bajos comenzaron un embargo de petróleo contra Japón, a lo cual no dieron marcha atrás a pesar de la insistencia de los japoneses, ya que estos no quería cumplir con la condición Norteamericana de retirar las tropas militares de Japón en China. El rechazo hacia esta condición se manifestó, por parte de Japón, en el planteamiento de un ataque sorpresa sobre Pearl Harbor, con la finalidad de "disminuir la Flota del Pacífico que poseía Estados Unidos en el puerto de Hawai y luego apoderarse de los campos de petróleo de las Indias Orientales Neerlandesas. El ataque japonés cobro más 2.300 muertos y detonó la firme decisión Norteamericana de unirse a la guerra de la cual, hasta entonces, se encontraba apartado"(1).
En la escena mostrada en el video anterior, a pesar de ser parte de una película, se evidencia el impacto del ataque japonés al puerto de Pearl Harbor, en donde, civiles y militares Norteamericanos se encontraban dormidos y despreocupados, incapaces de pensar en la ocurrencia de tal desastre.
Tras el ingreso de Estados Unidos a la guerra y la ayuda que estos brindaron a los Aliados, la batalla aérea ganaba terreno, aunque fue en agosto de 1945, al finalizar la Segunda Guerra mundial que Estados Unidos, tras las investigaciones realizadas por Albert Einstein, y bajo la orden del presidente Harry Truman, luego de múltiples pruebas, decide utilizar el arma nuclear bautizada como Little Boy sobre Hiroshima y Fat Man sobre Nagasaki dos días después, lo cual trajo terribles consecuencias.
Durante décadas se ha condenado o "juzagado"a Estados Unidos por la ferocidad de tal ataque y con justa razón si se considera la "cantidad de muertes provocadas por el impacto, la devastación territorial de Hiroshima y las seis décadas de mal formaciones y enfermedades por radiación que se han expandido en la historia" (2), sin embargo, nadie a puesto atención a las causas que motivaron a una potencia como la que presidía Harry Truman para haber lanzado tal artefacto mortífero.
Bomba Atómica en Hiroshima, 1945.

Si se considera el imprevisto ataque de Japón en Pearl Harbor, el cual estaba motivado por el control de petróleo, las muertes tanto a militares como a civiles Norteamericanos y la provocación hacia un gigante que hasta entonces se encontraba dormido, se puede desprender que como en toda guerra, los atacados se encontraban dotados del poder de actuar de una manera aún mayor de la que ellos fueron víctimas y por ende, debía dotarse de armamento de gran poder que los hiciera recuperar el honor de batalla perdido aquella mañana en Hawai.
Es cierto que la bomba atómica de Hiroshima trajo graves consecuencias que en la actualidad aun nos hablan acerca del catastrófico incidente, uno de estos impactantes testimonios podemos encontrarlo en el libro "Sadako y las mil grullas de papel" de Elanor Coerr, cuyo resumen se encuentra en el cortometraje presentado a continuación, pero también es cierto que la guerra no mide consecuencias, sino que busca el honor y el triunfo, dejando a Estados Unidos como una potencia que utilizó todas las herramientas a su alcance para prevalecer contra Japón.
Como menciona el periódico online, La Nación (Exterior), en agosto del presente año se han cumplido 65 años de ataque Norteamericano y "destacan la participación de los Estados Unidos, Reino Unido y Francia en la ceremonia de conmemoración" (3), además del testimonio de un capitán en retiro del Enola Gay (avión detonador de la bomba), quien menciona que de no haber lanzado el ataque nuclear, Estados Unidos tendría que haber invadido Japón aumentando aún más el número de muertes, por lo que no existe el arrepentimiento para él, sino que percibe el ataque como una forma de salvar tanto vidas norteamericanas como japonesas.
Estados Unidos, tras el lanzamiento de la devastadora arma, entregó múltiples ayudas a Japón con la finalidad de ayudarlos a levantarse y en cierto modo, expiar su culpabilidad por las consecuencias que trajo el artefacto, lo cual se interpreta o juzga como una acto de arrepentimiento o reparo hacia la ciudad oriental.
De tales incidentes se pueden obtener múltiples conclusiones, a favor o en contra, sin embargo, al analizar cada hecho y las consecuencias de estos, es necesario comprender que Estados Unidos cometió un grave error y un atentado contra la vida humana, al lanzar aquellas bombas atómicas en Japón, sin embargo, Japón tuvo gran parte de la culpa al incitar, con el ataque a Pearl Harbor, a este gigante que se encontraba apartado de la guerra, sin embargo, como es sabido en los conflictos bélicos, en la guerra todo es válido, por lo tanto, así como Japón se sintió con derecho a atacar en Hawai destruyendo la vida de muchos inocentes, Estados Unidos también se tomó la libertad de atacar, aunque en proporciones mayores, a Japón en Hiroshima y Nagasaki, lo cual le costó millones dolares y años de juicio social.
Sin duda alguna, las armas no son la mejor solución para los conflictos y lo único que nos queda como sociedad actual, es velar porque tales hechos ocurridos con anterioridad, no vuelvan a suceder, ya que, gracias a los avances tecnológicos, esto podría provocar nuestra muerte y la desaparición de toda la vida en le planeta como hoy la conocemos.


Bibliografía
(3)http://www.elmundo.es/elmundo/2010/08/06/internacional/1281076710.html

jueves, 2 de septiembre de 2010

Obesidad infantil, un problema de todos

La obesidad se define como una enfermedad en la cual, producto de la grasa acumulada en los tejidos adiposos de los seres humanos y otros mamíferos, el peso sufre un incremento que supera lo considerado normal en la relación peso-estatura-edad. Este fenómeno social ha ido en aumento en nuestro país, considerando las cifras entregadas por la JUNAEB entre los años 1993 y 2006,
pudiendo establecerse diversos factores como originarios de tal suceso y señalando como gran responsable a la familia y la tecnología.
Según lo expresado por la psiquiatra Infanto-juvenil del Hospital Clínico Universidad de Chile, Muriel Halpern, "los padres de hoy buscan recompensar a sus hijos o compensar sus frustraciones a través de estímulos alimenticios como golosinas y dulces, sin considerar que es el inicio de una cadena que puede provocarles la muerte"(1), esto representa uno de los factores sociales actuales que incrementan la obesidad infantil, ya que desde la inserción de la mujer al trabajo, la globalización y el desarrollo social que se busca alcanzar, los padres tienen menos tiempo para dedicarles a sus hijos y evaden la responsabilidad de escucharlos supliendo su atención con otro tipo de cosas, en este caso, comida.
Otro factor que potencia la obesidad es el sedentarismo y los nuevos hábitos de entretención, los cuales se basan en la tecnología, "los niños ya no hacen deporte de manera regular, si no que la mayor parte de su tiempo la gastan en la televisión, los videojuegos y el computador, pasando largas horas sentados, en la escuela y en la casa, sin eliminar las grasas acumuladas durante el día"(2). Basado en estas proposiciones y según lo expresado por Paul Lazarsfeld, la explicación del aumento de la obesidad infantil sería de índole estadística, ya que a mayor estimulación en base a comida, mayor sedentarismo, menor actividad física en los colegios, la obesidad infantil es mayor, es decir, cada uno de esos factores influye en el fenómeno observado, pudiendo establecerse una correlación matemática.
¿Por qué esto es un hecho relevante para la educación? es lo que debemos preguntarnos día a día como educadores y sociedad.
La obesidad infantil no sólo afecta a los niños en su condición física, sino también intelectual y emocional, ya que, los infantes obesos poseen una baja autoestima al compararse con sus pares y verse diferentes y en la mayoría de lo casos, sobre todo a corta edad, son objeto de burlas ya que, son un blanco perfecto para algunos "tipos ideales" como por ejemplo el bullying, además, sus calificaciones se ven disminuidas ya que el desajuste emocional que les provoca la obesidad no les permite enfocarse al 100% en sus estudios.
Según lo establecido en los objetivos fundamentales transversales que entrega el Ministerio de Educación del Gobierno de Chile, "la formación de los niños debe ser integral" (3) , por lo tanto, debe considerar tanto el área intelectual, moral como también física, pero la realidad es muy diferente, ya que hoy la educación chilena se evoca a lograr mejores resultados académicos en las áreas de lenguaje y matemáticas, esencialmente, quitándole horas académicas a las asignaturas como educación física, haciendo mucho más fácil el avance de la obesidad en los escolares.
"El año 2002 el INTA de la Universidad de Chile, con el apoyo técnico y financiero del Ministerio de Educación (MINEDUC), del Instituto Nacional del Deporte (Chiledeportes), del Ministerio de Salud (MISAL) y de la empresa Tresmontes-Lucchetti, desarrolló, implementó y evaluó una intervención en alimentación, nutrición y actividad física en escuelas básicas de Casablanca, Curicó y La Florida"(4), años posteriores se siguió el programa únicamente en Casablanca, alcanzando, en su segundo año, una disminución en la prevalencia de la obesidad en un 50%. A partir de ahí nacen iniciativas como las colaciones saludable, los kioscos sanos, capacitaciones físicas para profesores de educación básica, aseguramiento del cumplimiento del currículum de educación física, implementación deportiva, etc, pero a pesar de esto, en el el 2008 la obesidad infantil aumento casi en un 2% desde el 2006.
Tomando en cuenta los datos anteriormente expuesto, es posible afirmar que no basta sólo con aplicar planes y programas de alimentación saludable dentro de la escuela, ya que a pesar de disminuir alguna de las variables que intervienen en el fenómeno de la obesidad, esta no disminuye, sino que también es necesario educar a los padres, maestros y niños con respecto al daño que la comida en exceso puede provocar en la condición de vida de las personas. Es necesario, como sociedad, promover de manera pública el cuidado de la alimentación con medidas como por ejemplo estrategias publicitarias, charlas escolares diversas, entre otras.
La obesidad infantil es una enfermedad que ha avanzado de manera silenciosa llevándonos a ser el segundo país con más niños obesos en el mundo, pero ya es tiempo de hacer algo, no podemos seguir permitiendo que nuestro niños se transformen en máquinas de comer ya que, de tal modo, los únicos dañados serán ellos. Es por eso que surge la necesidad indispensable de tomar medidas al respecto y comenzar a educar, en todos los aspectos posibles, a nuestra sociedad, partiendo desde la educación pre-escolar, hasta la educación superior, tal ves se tardará años en tener resultados exitosos, pero la evidencia es clara y siguiendo con los postulados de Lazarsfeld, a mayor actividad física, mayor educación con respecto a la alimentación saludable, menor sera la obesidad infantil presente en nuestro país.

En síntesis, la obesidad infantil es un problema de todos, pero la base para resolverlo está en el educar, en informar a la sociedad y mejorar los hábitos desde la infancia temprana, evitando, de este modo, una calidad de vida deplorable para niños y adultos que sufren de este gran problema, incentivando la actividad física tanto en los colegios como en los hogares, sin quitarle la importancia a la nuevas tecnologías, pero no permitiendo que estas ocupen el lugar que le corresponde al ejercicio corporal. De este modo, estamos protegiendo a nuestros alumnos, hijos y nietos y formando una base sólida para una sociedad futura sana.



Bibliografía