jueves, 2 de septiembre de 2010

Obesidad infantil, un problema de todos

La obesidad se define como una enfermedad en la cual, producto de la grasa acumulada en los tejidos adiposos de los seres humanos y otros mamíferos, el peso sufre un incremento que supera lo considerado normal en la relación peso-estatura-edad. Este fenómeno social ha ido en aumento en nuestro país, considerando las cifras entregadas por la JUNAEB entre los años 1993 y 2006,
pudiendo establecerse diversos factores como originarios de tal suceso y señalando como gran responsable a la familia y la tecnología.
Según lo expresado por la psiquiatra Infanto-juvenil del Hospital Clínico Universidad de Chile, Muriel Halpern, "los padres de hoy buscan recompensar a sus hijos o compensar sus frustraciones a través de estímulos alimenticios como golosinas y dulces, sin considerar que es el inicio de una cadena que puede provocarles la muerte"(1), esto representa uno de los factores sociales actuales que incrementan la obesidad infantil, ya que desde la inserción de la mujer al trabajo, la globalización y el desarrollo social que se busca alcanzar, los padres tienen menos tiempo para dedicarles a sus hijos y evaden la responsabilidad de escucharlos supliendo su atención con otro tipo de cosas, en este caso, comida.
Otro factor que potencia la obesidad es el sedentarismo y los nuevos hábitos de entretención, los cuales se basan en la tecnología, "los niños ya no hacen deporte de manera regular, si no que la mayor parte de su tiempo la gastan en la televisión, los videojuegos y el computador, pasando largas horas sentados, en la escuela y en la casa, sin eliminar las grasas acumuladas durante el día"(2). Basado en estas proposiciones y según lo expresado por Paul Lazarsfeld, la explicación del aumento de la obesidad infantil sería de índole estadística, ya que a mayor estimulación en base a comida, mayor sedentarismo, menor actividad física en los colegios, la obesidad infantil es mayor, es decir, cada uno de esos factores influye en el fenómeno observado, pudiendo establecerse una correlación matemática.
¿Por qué esto es un hecho relevante para la educación? es lo que debemos preguntarnos día a día como educadores y sociedad.
La obesidad infantil no sólo afecta a los niños en su condición física, sino también intelectual y emocional, ya que, los infantes obesos poseen una baja autoestima al compararse con sus pares y verse diferentes y en la mayoría de lo casos, sobre todo a corta edad, son objeto de burlas ya que, son un blanco perfecto para algunos "tipos ideales" como por ejemplo el bullying, además, sus calificaciones se ven disminuidas ya que el desajuste emocional que les provoca la obesidad no les permite enfocarse al 100% en sus estudios.
Según lo establecido en los objetivos fundamentales transversales que entrega el Ministerio de Educación del Gobierno de Chile, "la formación de los niños debe ser integral" (3) , por lo tanto, debe considerar tanto el área intelectual, moral como también física, pero la realidad es muy diferente, ya que hoy la educación chilena se evoca a lograr mejores resultados académicos en las áreas de lenguaje y matemáticas, esencialmente, quitándole horas académicas a las asignaturas como educación física, haciendo mucho más fácil el avance de la obesidad en los escolares.
"El año 2002 el INTA de la Universidad de Chile, con el apoyo técnico y financiero del Ministerio de Educación (MINEDUC), del Instituto Nacional del Deporte (Chiledeportes), del Ministerio de Salud (MISAL) y de la empresa Tresmontes-Lucchetti, desarrolló, implementó y evaluó una intervención en alimentación, nutrición y actividad física en escuelas básicas de Casablanca, Curicó y La Florida"(4), años posteriores se siguió el programa únicamente en Casablanca, alcanzando, en su segundo año, una disminución en la prevalencia de la obesidad en un 50%. A partir de ahí nacen iniciativas como las colaciones saludable, los kioscos sanos, capacitaciones físicas para profesores de educación básica, aseguramiento del cumplimiento del currículum de educación física, implementación deportiva, etc, pero a pesar de esto, en el el 2008 la obesidad infantil aumento casi en un 2% desde el 2006.
Tomando en cuenta los datos anteriormente expuesto, es posible afirmar que no basta sólo con aplicar planes y programas de alimentación saludable dentro de la escuela, ya que a pesar de disminuir alguna de las variables que intervienen en el fenómeno de la obesidad, esta no disminuye, sino que también es necesario educar a los padres, maestros y niños con respecto al daño que la comida en exceso puede provocar en la condición de vida de las personas. Es necesario, como sociedad, promover de manera pública el cuidado de la alimentación con medidas como por ejemplo estrategias publicitarias, charlas escolares diversas, entre otras.
La obesidad infantil es una enfermedad que ha avanzado de manera silenciosa llevándonos a ser el segundo país con más niños obesos en el mundo, pero ya es tiempo de hacer algo, no podemos seguir permitiendo que nuestro niños se transformen en máquinas de comer ya que, de tal modo, los únicos dañados serán ellos. Es por eso que surge la necesidad indispensable de tomar medidas al respecto y comenzar a educar, en todos los aspectos posibles, a nuestra sociedad, partiendo desde la educación pre-escolar, hasta la educación superior, tal ves se tardará años en tener resultados exitosos, pero la evidencia es clara y siguiendo con los postulados de Lazarsfeld, a mayor actividad física, mayor educación con respecto a la alimentación saludable, menor sera la obesidad infantil presente en nuestro país.

En síntesis, la obesidad infantil es un problema de todos, pero la base para resolverlo está en el educar, en informar a la sociedad y mejorar los hábitos desde la infancia temprana, evitando, de este modo, una calidad de vida deplorable para niños y adultos que sufren de este gran problema, incentivando la actividad física tanto en los colegios como en los hogares, sin quitarle la importancia a la nuevas tecnologías, pero no permitiendo que estas ocupen el lugar que le corresponde al ejercicio corporal. De este modo, estamos protegiendo a nuestros alumnos, hijos y nietos y formando una base sólida para una sociedad futura sana.



Bibliografía